Vitamina D

Hace ya un año de aquellos meses encerrados en casa, unos meses en los que fuimos conscientes de que no nos exponíamos a los rayos del sol. Es ahora a mitad del mes de abril de 2021, cuando en plena primavera de pandemia, que uno de nuestros planes estrella es salir a caminar al monte (al sol) el fin de semana, os invito a reflexionar un poquito.

¿Cuánto tiempo pasas al aire libre en tu día a día? ¿Realmente cuantas horas tiene tu piel una exposición directa a la radiación solar, sin cristales, filtros, pantallas o cremas solares?

Vivimos en un país en el que, por suerte, las horas de luz son muchas, pero si valoramos realmente la incidencia del sol en nuestra piel tenemos que tener en cuenta varios factores. Por un lado, que cada vez pasamos más horas en trabajos cerrados, hacemos deporte en salas y menos al aire libre; que cuando vamos a estar al sol enseguida nos protegemos (como debe ser). Y por último, pero no menos importante, que la latitud a la que nos encontramos, tampoco nos deja una radiación ideal para a síntesis de vitamina D. Teniendo en cuenta todo esto, pero valorando que como dicen los médicos de familia “ahora que llega el sol, ponte un poquito y enseguida recuperas” ¿Qué dicen nuestras analíticas al respecto?.

Durante mis estudios sobre nutrición deportiva en 2017, fui valorando que valores bajos de vitamina D en deportistas coincidían con peores rendimientos. A pesar de que la sintomatología del déficit de vitamina D es bastante general e inespecífica, pude relacionarlo con pérdidas en el rendimiento.

Entonces me quedo la luz de alerta en este marcador, ya que me hizo pensar que reflejaba cierta relación con el sistema inmune. Pero cuando intenté revisar artículos, no había mucho estudio sobre el tema, y lo dejé en pendientes.

Siempre se hablaba de la relación que esta vitamina mantiene con el sistema músculo-esquelético, pero gracias al COVID-19 se han realizado más estudios sobre la importancia de la vit D a nivel inmunitario. De hecho, se va visto una estrecha relación en un peor diagnóstico de pacientes cuyos valores de vit D eran deficitarios que en otros cuyos valores estaban en rango o estaban siendo suplementados.

Son dos las fuentes que tenemos de obtener dicha vitamina: la alimentación y exposición solar.
Algunas fuentes de vitamina D en alimentos son animales como pescados azules, muslo de pollo, jamón curado, hígado de cordero, huevos; y en vegetales como seta y champiñón. Pero cuidado, pensemos también en sí esos animales están expuestos a la radiación solar o también se ven afectados.

Entonces debemos tener en cuenta que no siempre podremos llegar a valores óptimos. Os animo a que, si os toca analítica recientemente y tenéis la ocasión, lo reviséis. En el caso de que los valores no fueran los correctos, lo reviséis con vuestro médico de familia o con un Nutricionista.
Si fuera necesaria la suplementación habría que considerar:

  • Que sea vit D3-colecaldiferol, para que el cuerpo siga produciendo esa actividad metabólica.
  • Que provenga de la lanolina, para conseguir una fuente de calidad.
  • Revisar la dosis que corresponda a cada persona en base a su situación analítica y fisiopatológica.

No todo es COVID, evidentemente, hay otras muchas patologías cuya sintomatología, e incluso fisiopatología mejoría teniendo en consideración dicha vitamina.

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