¿Qué emoción te vas a comer hoy?
Seguro que te sientes identificadx con alguna de estas frases:
“A partir de la tarde, es que a mi el cuerpo me pide dulce”
“Puf déjate de ensalada, pedimos una pizza que después de aguantar al jefe nos lo hemos ganado”
“A mí lo que me pasa es que tengo ansiedad por la comida”
“Yo es que si estoy en casa, no paro de hacer viajes a la cocina y picar lo primero que pillo”
Estas y otras frases suelen ser algo muy habitual que escucho en consulta; y realmente tan habituales que no hayáis parado a analizar la importancia que tienen en nuestros días.
En primer lugar me gustaría hacer una afirmación, ya que pienso que como sociedad, por desgracia, no nos han enseñado a escuchar nuestras emociones, a entendernos, ni mucho menos a saber gestionarlas.
Por tanto, considero (según mi opinión y la experiencia que he ido observando en consulta) que es LO MÁS HABITUAL del mundo, que una de las maneras que más se utilizan en la gestión emocional la alimentación.
Además, debemos tener en cuenta que ese vínculo emociones-alimentación no se da solo cuando la ingesta que se hace es superior a la habitual, si no también valorar que cuando “se nos cierra el estómago”, también suele conllevar una asociación afectiva.
Cuando un paciente acude a consulta y se da una situación de este tipo, siempre valoro a ver si esa relación es algo puntual, y podemos trabajarlo en sesiones de nutrición, evitando que esa emoción nos lleve a la alimentación.
Si por el contrario eso va allá, y se escapa de mis consultas, en ese caso debemos derivarle, y plantear la posibilidad de acudir a un psicólogo que nos ayude a gestionarlo.
En lo que a la nutrición respecta, es importante que aprendamos a diferencial cuando tenemos hambre de verdad (hambre física) y cuando estamos utilizando la comida para X cosa. Algunos de los puntos más importantes os los resumo a continuación:
HAMBRE FÍSICA
- Busca cubrir necesidades energéticas, siempre os digo, cuando el cuerpo nota que necesitamos combustible.
- Se sacia con alimentos saludables.
- Aparece de forma gradual y se puede posponer.
- Nos sentimos saciados.
HAMBRE EMOCIONAL
- Busca regular emociones.
- Necesita alimentos y productos más palatables, que reconforten.
- Aparece de manera repentina, de golpe y urgente.
- No nos sirve sentirnos saciados, sigue ese impulso por seguir comiendo, buscando un confort.
De manera que, si yo siento esa sensación de apetito, pueda pararme y analizar de cuál se trata, y actuar en consecuencia.
Ojo porque eso tampoco quiere decir que si sentimos que es emocional vamos a poder/saber/querer frenarlo siempre. Siempre podemos elegir opciones más sanas, que me ayuden a sentirme mejor física y mentalmente.